«Quien se oponga a los derechos de los animales y sostenga que el hecho de ser persona se basa en ser miembro de la especie Homo Sapiens no es más que un fanático de la especie, no más sensato que los fanáticos de la raza que otorgan mayor valor a la vida de los blancos que a la de los negros. Después de todo, los demás mamíferos luchan por seguir vivos, experimentan el placer y sufren el dolor, el miedo y el estrés cuando su bienestar peligra. Los grandes simios también comparten nuestros placeres más elevados de la curiosidad y el amor a los parientes, y nuestros dolores más profundos, el aburrimiento, la soledad y la pena. ¿Por qué se iban a respetar esos intereses en nuestra especie y no en las demás?»

Steven Pinker. La Tabla Rasa pag.335 Ediciones Paidós

Veganismo o explotación animal.

No existe una tercera opción.

Si no eres vegano, estás participando en la explotación animal

Gary L. Francione

“No debemos preguntarnos: ¿pueden razonar?, ni tampoco: ¿pueden hablar?, sino: ¿pueden sufrir?”

Jeremy Bentham (1748 – 1832) Introduction to the Principles of Morals and Legislation.

Algunos argumentos de autoridad

Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán le­jos está del crimen un hombre así?

Pitágoras

Un país, una civilización se puede juzgar por el trato a sus animales.

Mahatma Gandhi

Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre.

Leonardo da Vinci

Maltratar a los animales es demostrar cobardía e ignorancia.

Leon Tolstoi

En relación con los animales, toda la gente es nazi; para los animales, esto es un eterno Treblinka.

Isaac Bashevis Singer

La no violencia lleva a la más alta ética, lo cual es la meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes.

Thomas Edison

HERMANO LOBO

No es cierto lo de que el hombre
es un lobo para el hombre
El hombre para el lobo es hombre,
ira, demencia, duelo y hambre.
 
Lobo desamparado y fúnebre
Bosque naranja de octubre
En el dorado hayedo lúgubre
Esquivo busca a su hembra.
 
Clan que la maldad no vislumbre
Manada que el disparo no quiebre
Camada de auténtica raigambre
Protegida por la luna nueva.
 
No aceche el brazo que destruye
Ni destroce la hirsuta pelambre
No torne vida en pesadumbre
Ni convierta aullido en queja.
 
Espesura crepitante en sombra
Crujiente hojarasca que alumbra
silenciosos pasos de alambre
Siempre atento, siempre alerta.

¡Ay! el cielo se incendia
Que no te lleve la vida
el hombre mortífero, hombre parricida
Vive, no mueras, íntegra esencia.

Por mí, por ti, por todos


Arthur Schopenhauer

filósofo alemán (1788-1860)

La conmiseración por los animales va estrechamente unida a la bondad de carácter; se puede afirmar que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.

El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.

El olvido intencional en el que los moralistas han dejado a los animales es bien conocido, no tienen derechos. Si hablamos de moral, no tener consideración por los animales es una doctrina repugnante, grosera y llena de barbaridades.

Ni el mundo es un artilugio para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad.

Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.

Pero El hombre no debe compasión a los animales, sino justicia.


Jeremy Bentham, filósofo, economista, pensador y escritor inglés (1748 – 1832); en un pasaje con visión de futuro, escrito en una época en que los franceses ya habían liberado a sus esclavos negros mientras que en los dominios británicos aún se les trataba como tratamos hoy a los animales, Bentham escribió:

Puede llegar el día en que el resto de la creación animal adquiera esos derechos que nunca se le podrían haber negado de no ser por la acción de la tiranía. Los franceses han descubierto ya que la negrura de la piel no es razón para abandonar sin remedio a un ser humano al capricho de quien le atormenta. Puede que llegue un día en que el número de piernas, la vellosidad de la piel o la terminación del os sacrum sean razones igualmente insuficientes para abandonar a un ser sensible al mismo destino. ¿Qué otra cosa es la que podría trazar la línea infranqueable? ¿Es la facultad de la razón, o acaso la facultad del discurso? Un caballo o un perro adulto es sin comparación un animal más racional, y también más sociable, que una criatura humana de un día, una semana o incluso un mes. Pero, aun suponiendo que no fuera así, ¿qué nos esclarecería? No debemos preguntarnos: ¿pueden razonar?, ni tampoco: ¿pueden hablar?, sino: ¿pueden sufrir?.

(Bentham, J. 1789. An Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Chapter xvii.)

En este pasaje, Bentham señala la capacidad de sufrimiento como la característica básica que le otorga a un ser el derecho a una consideración igual. La capacidad de sufrir —o, con más rigor, de sufrir y/o gozar o ser feliz— no es una característica más, como la capacidad para el lenguaje o las matemáticas superiores.

 Animal Liberation (2ed)  Peter Singer, 1990