Zapatos, sandalias y bolsos. Prendas de vestir. Sofás y tapicerías de coche. Botas y cinturones.
Existe la creencia, errónea pero generalizada, de que el cuero es un subproducto o «residuo» de la industria de la carne.
Hay que saber que el cuero proviene de animales sacrificados únicamente por su piel. Es una industria de por sí.
La mayoría del cuero proviene de vacas de la India, país en el que la religión impide matarlas pero no maltratarlas. Son forzadas a soportar viajes brutales, transportadas en tren, hacinadas en vagones donde muchas mueren de hambre y sed o mueren de puro agotamiento o aplastadas.
A veces las vacas son transportadas a pie. No se les permite descansar ni beber, y los trabajadores las golpean y les restriegan los ojos con chile o tabaco, en un cruel empeño para que no caigan desfallecidas.
El cuero más suave y lujoso proviene de la piel de las crías recién nacidas o incluso por nacer, extraídas prematuramente de los úteros de su madre, una práctica que causa dolores y sufrimiento extremo a las vacas madres.
No son solo las vacas las que sufren la crueldad de la industria del cuero. Cabras, ovejas, corderos, cerdos, conejos, caballos, ciervos, canguros, serpientes, cocodrilos y elefantes se encuentran entre las víctimas.
China, el principal exportador de cuero del mundo, despelleja aproximadamente dos millones de perros y gatos al año.
Esta piel no se distingue a simple vista, y no existe obligación por parte del distribuidor de etiquetar el país o la especie de origen de la prenda de cuero, por lo que no hay manera de saber la procedencia del cuero.
Incluso si la etiqueta de una prenda dice que fue fabricada en un país europeo, los animales probablemente fueron criados y sacrificados, posiblemente en China, donde no hay leyes de protección animal.
Los animales que se matan por su piel soportan los mismos horrores que los asesinados por su carne; hacinamiento, mutilaciones dolorosas, tratos crueles durante el transporte y sacrificio.
Pero el maltrato animal no es el único efecto negativo de la industria del cuero.
El proceso de curtido del cuero es extremadamente tóxico.
Para transformar la piel en cuero se utilizan productos químicos peligrosos, formaldehido y derivados del alquitrán de hulla, así como el cromo, un carcinógeno que acaba contaminando los pulmones de los trabajadores y las aguas. Los artículos de cuero se fabrican de la manera más barata posible en partes del mundo donde el bienestar de los trabajadores no es una prioridad. En Pakistán, se estima que el 13% de los niños menores de 14 años trabaja, y de ese grupo, el 9,3% están empleados en la industria del curtido del cuero.
Pero siempre hay un «silver lining» . El arco iris ya está entre nosotros.
Antes el cuero sintético era básicamente PVC, poliuretano, o sea, plástico. Actualmente hay alternativas éticas y sostenibles que no tienen nada que envidiar a los marcados como “piel auténtica”.
La investigación en nuevos materiales nos ofrecen productos duraderos, asequibles y con un tacto exquisito como el «ultrasuede» una alternativa tecnológica al ante. Tiene incluso una mejor textura que el ante y es más resistente.
Cáñamo, algodón, fibras sintéticas o caucho reciclado; existen una gran cantidad de compañías especializadas en ropa y accesorios fabricados sin gota de sangre.
Por lo tanto ….
disponemos de alternativas éticas a la brutal industria del cuero.
Podemos elegir
etiquetas «vegan leather», cuero vegano
tanto de materiales sintéticos como de materiales vegetales.
4 noviembre 2020 a las 21:01
Hoy en día, gracias a innumerables campañas, casi nadie se atreve a lucir abrigos de piel.
Para erradicar las prendas de cuero sería necesario que desapareciera el prejuicio de que los materiales naturales son más nobles y de mayor confort, cosa totalmente falsa como demuestra la experiencia con los nuevos materiales sintéticos.
También ayudaría que cantantes, estrellas de cine y de teatro y personas del mundo de la moda siguieran el ejemplo de la diseñadora Stella MacCartney que nunca usa en sus diseños ni pieles ni cuero.