Egg Industry Cruelty—La crueldad de la industria del huevo
Por un bocadillo de tortilla, por un plato de huevos fritos …. Había entrado en una pesadilla. Mientras los cuerpos se amontonaban en las jaulas de alambre, las gallinas pisoteaban cadáveres de sus compañeras e inhalaban el sofocante olor de sus propias heces. Atrapadas en la más absoluta oscuridad -aparte de los flashes de nuestras cámaras-, sus ojos seguían nuestros movimientos por las sucias hileras de jaulas, asomándose tras los barrotes metálicos. Mientras inspeccionaba las jaulas y documentaba las pruebas de maltrato y abandono vi los cortes en las patas y sus cuerpos sin plumas. Abrí la tapa de un contenedor cercano y el olor a cadáveres en descomposición llenó el aire. Estas gallinas ponedoras habían pasado toda su vida en estas jaulas, donde nunca habían experimentado el calor del sol, la ternura de sus polluelos o simplemente batir las alas. Sólo diez llegarían a respirar el aire fresco. Estábamos haciendo un rescate. Levanté suavemente diez cuerpos de las jaulas metálicas. Les habían mutilado el pico para evitar que se picotearan unos a otros en su angustia, y sus cuerpos sin plumas mostraban los signos de su sufrimiento. Cuando salimos de la granja con las diez rescatadas, nos detuvimos a mirar a las que habían quedado atrás. Allí permanecían, por un plato de huevos revueltos. Cuando salió el sol la mañana siguiente a su rescate, diez gallinas disfrutaron de él por primera vez. Exploraron su entorno, algunas tropezando con el peso de sus cuerpos exhaustos, sus patas flotando entre la hierba mientras nos miraban en busca de consuelo. Por fin recibieron los cuidados adecuados, afecto y libertad para batir las alas. Para diez, la pesadilla por fin había terminado. La industria que se oculta tras cada cartón de huevos. Sustituir los huevos por proteínas vegetales …………… 10 recetas |
Los polluelos machos o los que son hembras imperfectas son extraídos de la cinta transportadora y después son asfixiados en cámaras de gas, introducidos en trituradoras automáticas o simplemente lanzados a la basura, donde mueren aplastados.
Cientos de millones de polluelos mueren cada año en estas granjas.
Las gallinas ponedoras tienen un mundo complejo de necesidades de comportamiento social. Sienten fuertes impulsos por explorar su entorno, buscar comida y picotear, determinar jerarquías sociales, construir nidos y acicalarse.
Pero la industria productora de huevos suele hacinarlas dentro de jaulas minúsculas, y hasta cuatro gallinas pueden ser confinadas de por vida en una jaula, sin ver jamás el sol o un trozo de tierra y son sometidas a ciclos de luz artificial de hasta 21 horas para impedir que duerman y así forzarlas a aumentar su productividad. Cada una dispone de un espacio de unos 25 por 22 centímetros de suelo. Las gallinas reciben suficiente comida, pero no pueden disponer de un territorio, construir un nido o dedicarse a otras actividades naturales. De hecho, la jaula es tan pequeña que a menudo las gallinas no pueden batir las alas ni erguirse completamente.
El confinamiento genera un enorme estrés a estos sensibles animales y les provoca todo tipo de trastornos psicológicos que van desde las autolesiones al canibalismo. Para evitarlo, la industria del huevo corta sus picos con cuchillas ardiendo, navajas o un láser infrarrojo a más de 800º.
Los picos de las gallinas son zonas sensibles, con receptores del dolor y extensiones nerviosas, por lo que este procedimiento resulta extremadamente cruel y doloroso para ellas. Tras el corte de pico las gallinas sufren molestias tan graves que apenas pueden comer, muchas de ellas mueren por no poder soportar el dolor. Una de cada seis gallinas morirá en la jaula, víctima de enfermedades propias del hacinamiento.
La esperanza de vida de una gallina en libertad es de ocho años de vida, sin embargo, las gallinas de las granjas industriales son enviadas al matadero entre el año y medio y los dos años de vida.
En cuanto a los huevos camperos, ecológicos y demás embustes, hay que decir que ni huevos número 1, ni 2, ni 3, sino 0 huevos.
El ancestro de la gallina actual –Gallus gallus- ponía de 10 a 12 huevos al año. Siglos de cría selectiva y modificaciones morfológicas les ha convertido en la especie con mayor tasa de cáncer de ovario, con un sistema reproductivo hiperactivo y obligadas a poner 300 huevos al año. Formar y poner un huevo dura unas 27 horas. Devastamos sus cuerpos con un proceso incesante ya de por sí extenuante. Y la mayoría mueren por cáncer de ovario y peritonitis al acumular huevos no expulsados, y sufren de osteoporosis e hipocalcemia. Quedan paralíticas al usar todo el calcio de su organismo en poner huevos.
El huevo 7 imágenes que revelan la verdad
La gallina encerrada se consume
añorando cielo, estrella, nube.
Sin soltura, ni batir de alas,
sin hollar el musgo, sin oler las cañas.
Sin criar polluelos, ni encontrar gusanos,
sin ver el sol, sin olfatear el guano,
sin cacarear con las vecinas, sin picotear la tierra,
sin ahuecar las plumas, ni recibir baños de arena.
Sin buscar cobijo en la noche
la gallina encerrada se consume
cuando el sol se esconde.
Juan Claver
Aquí os dejo la alternativa a la tortilla de patatas tradicional.
Haced la patata y la cebolla como soléis hacerla y en vez de huevo, usad harina de garbanzo y para ligar y batir, mezclar con cualquier leche vegetal o simplemente agua. El secreto es añadir un poco de levadura y un poco de cúrcuma que le dará el color.
Esta es mi tortilla, prometo que la he hecho yo
Si la pereza os invade, siempre nos quedará el LIDL
15 abril 2020 a las 23:57
La industrialización animal está destinada al beneficio económico. No para que la población se alimente más ni mejor. Al contrario, la propaganda que siempre es alimentada por las grandes empresas que se benefician, invita al consumo de carne, lácteos y huevos y muchos profesionales de la medicina, pagados por las empresas productoras, también.
Hoy ya han salido muchas voces de prestigio -dietistas, médicos, genetistas- que denuncian el peligro para la salud que es el consumo de productos de origen animal: su carga de antibióticos que pasan directamente a nuestro organismo, haciendo inoperantes nuestras propias defensas; el estrés sufrido por estos seres deja huella en su carne y en todo lo que generan, la cadena sigue cuando lo consumimos -está demostrado que los que no consumen productos animales son más pacíficos- y finalmente, el consumo de productos de origen animal nos priva de consumir lo que es verdaderamente sano y natural: legumbres, frutas, verduras, frutos secos, semillas.
4 junio 2020 a las 20:48
A la industria animal, qué le puede importar la salud de la población. Que aumenta el colesterol, más pastillas; que aumentan los infartos, más medicación; que aumenta la obesidad, más dietas milagrosas.
Unas empresas se alimentan de otras, las farmacéuticas y laboratorios boyantes gracias a las enfermedades que la población padece debido a la mala educación en la alimentación.
25 marzo 2023 a las 01:26
Superb post, however if you could write a litte more on this topic, I’d be very grateful.