El cielo está en calma, la tarde serena,
y el sol declinando;
y al valle tranquilo dirigen su vuelo
las aves de paso.
Se ignoran sus nombres, que vienen de lejos,
de climas extraños,
y todos las miran, mas nadie conoce
las aves de paso,
las blancas palomas, que siempre tranquilas
el valle habitaron,
reciben alegres, con tiernos arrullos,
las aves de paso.
Que al fin ellas vienen de incógnitos valles
y es dulce su canto;
tal vez es por raras, que halagan, seducen,
las aves de paso.
Y aunque hay en el valle rendidos amantes
de cuello nevado,
prefieren las blancas palomas sencillas,
las aves de paso.
Mas ¡ay!, que saciadas al fin de caricias,
de nidos y granos,
de nuevo levantan su rápido vuelo
las aves de paso.
Y al verse burladas las pobres palomas,
exclaman cantando:
malhaya la incauta que alberga en su nido
las aves de paso.
Las aves de paso José Gautier Benítez (poeta romántico puertorriqueño)
A causa de la cuarentena provocada por el coronavirus es cada vez mayor el avistamiento de animales salvajes en las ciudades.
Esta manada de elefantes cruza la carretera en Tailandia durante la pandemia por Covid-19
Los humanos no somos una plaga, pero nos comportamos como una plaga. Nuestra civilización es autodestructiva, como las plagas. Y debemos entender que los humanos padecemos sobrepoblación. Nos cuesta hablar de ello, y los movimientos de izquierda y ecologistas lo consideran un tema resbaladizo. Pero sólo un 4% de los mamíferos que hay sobre la tierra son salvajes, el resto son humanos y ganadería. Y deberíamos hacer algo y abandonar el narcisismo con que nos comportamos porque si no, la biosfera activará sus mecanismos de control de plagas y trabajará para reducir nuestra población. Y esto puede ocurrir en pocas décadas, porque el cambio climático y la extinción de las especies van a un ritmo vertiginoso. Jorge Riechmann, filósofo madrileño, ha dicho que «creemos que vamos en la nave de Star Trek pero vamos en el Titanic«.
MARTA TAFALLA
Los humanos en cuarentena y los animales en las calles en plena pandemia de coronavirus
La presencia de animales silvestres indica que hay una buena salud en el ecosistema pero deberíamos aprender de esta pandemia y afrontar la grave crisis ecológica que padecemos junto con la extinción masiva de especies. Empecemos por cerrar los «zoo-ilógicos» , y reintroducir los animales en su hábitat natural o en santuarios/reserva animal-forestal, lejos del humano depredador. Cerrar, asimismo, las reservas «africanas» en Europa y parques temáticos de animales y, que los humanos entendamos que esos lugares no son un lugar de entretenimiento, ni los seres que languidecen en ellos un objeto de exposición.
29 abril 2020 a las 18:46
Tanto esta página como otras revelan la situación crítica de los animales en nuestra sociedad de consumo despilfarradora, sin sentido y sin sentimientos hacia otros seres que no sean mis próximos.
Pero se trata de ir dando ideas para llegar al objetivo final: el respeto absoluto a todo ser sintiente dejándole vivir en libertad y de acuerdo a su naturaleza.
La formación de un partido político en España, PACMA (partido animalista contra el maltrato animal) es un paso al frente para conseguir este objetivo que debe ser, tal como lo he expresado, maximalista.
Sin embargo, una cosa es el objetivo final y otra los pequeños pasos que nos irán permitiendo alcanzarlo.
PACMA es un partido revolucionario, y para alcanzar la revolución es necesario alcanzar las conciencias.Como marxista creo que las conciencias van ligadas a los procesos y las relaciones de producción.
Por lo tanto, lo primero que ha de cambiarse son los procesos de producción de los recursos del mundo animal.
La industrialización animal se ha de denunciar masivamente; los productos animales tienen que tener precios muy elevados -como antiguamente- para que no sean asequibles para la mayoría. De esta manera el mercado buscará y encontrará alternativas a esos productos que queremos eliminar.
El mercado no descansa y lo que quiere es consumo, el que sea.
Ya sé que esta propuesta encontrará muchos detractores -que si sólo serán los ricos los que consuman productos animales; que los animales no tienen que ser explotados ni mucho ni poco…
Pero con posturas radicales y máximalistas desde un principio no avanzaremos. Eso sí, seremos puros, muy puros.