Algunos argumentos de autoridad
«Un país, una civilización se puede juzgar por cómo trata a sus animales».
Mahatma Gandhi
«Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre».
Leonardo da Vinci
“Maltratar a los animales es demostrar cobardía e ignorancia”.
Leon Tolstoi
«Es increíble y vergonzoso que ni predicadores ni moralistas no eleven más su voz contra la bárbara costumbre de asesinar animales y además comérselos».
Voltaire
«Estoy a favor del derecho de los animales, al igual que del derecho de los humanos. Ese es el camino de un ser humano completo».
Abraham Lincoln
«No me cabe la menor duda de que es parte del destino de la raza humana, en su progreso, gradual, el dejar de consumir animales, de igual modo que las tribus salvajes dejaron de comerse entre sí cuando entraron en contacto con otras más civilizadas».
Henry David Thoreau
«La no violencia lleva a la más alta ética, lo cual es la meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes».
Thomas Edison
“Durante mucho tiempo he sido vegetariano por principio. Más de una vez, al discutir el tema, me han desafiado a justificar este principio sobre la base de la salud. Pero sería difícil para mí hacerlo, porque, en verdad, no fue por consideraciones de salud que me hice vegetariano, sino por razones de superioridad moral e intelectual. no hay nada moral en quitar la vida para la gratificación del paladar. Además, rebaja el tono intelectual y da lugar a pasiones violentas y crueles. Estoy convencido de que el progreso de la civilización depende de la eliminación gradual de la carne de la dieta de los hombre.”
Richard Wagner “Arte y Religión”
“Nada es más cierto, que somos lo que comemos; si la carne y la sangre se forman a partir de la comida y la bebida, y si estas nos son dadas desde afuera, entonces se deduce que somos lo que absorbemos en nuestro sistema, y que, por lo tanto, el carácter de nuestra comida es de suma importancia para nosotros”.
Richard Wagner “Obra de arte del futuro”
Arthur Schopenhauer
filósofo alemán (1788-1860)
…véase la atroz perfidia con la que nuestros pueblos cristianos actúan con los animales, cómo los matan, mutilan o atormentan sin finalidad alguna y entre risas, e incluso a aquellos que son su sostén inmediato, sus caballos, cuando se hacen viejos los fatigan al extremo para explotar hasta el final la médula de sus pobres huesos, hasta que sucumben bajo sus latigazos. Verdaderamente, podríamos decir: los hombres son los demonios de la tierra, y los animales, las almas atormentadas.
El mayor beneficio de los ferrocarriles consiste en que han ahorrado a millones de caballos de tiro su miserable existencia.
Arthur Schopenhauer, Parerga y Paralipómena, Vol. II
Esta frase prueba que Schopenhauer considera una perversidad hacer que nazcan seres sólo para sufrir y si esto es así, se determina el fiasco de la civilización, el fracaso de la humanidad.
La conmiseración por los animales va estrechamente unida a la bondad de carácter; se puede afirmar que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.
El olvido intencional en el que los moralistas han dejado a los animales es bien conocido, no tienen derechos. Si hablamos de moral, no tener consideración por los animales es una doctrina repugnante, grosera y llena de barbaridades.
Ni el mundo es un artilugio para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad.
Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.
Pero El hombre no debe compasión a los animales, sino justicia.
Un siglo después, el maltrato animal ha llegado a la fase industrial, millones de criaturas son torturades y condenadas a sufrimientos inimaginables para beneficio de otros.
HERMANO LOBO
No es cierto lo de que el hombre
es un lobo para el hombre
El hombre para el lobo es hombre,
ira, demencia, duelo y hambre.
Lobo desamparado y fúnebre
Bosque naranja de octubre
En el dorado hayedo lúgubre
Esquivo busca a su hembra.
Clan que la maldad no vislumbre
Manada que el disparo no quiebre
Camada de auténtica raigambre
Protegida por la luna nueva.
No aceche el brazo que destruye
Ni destroce la hirsuta pelambre
No torne vida en pesadumbre
Ni convierta aullido en queja.
Espesura crepitante en sombra
Crujiente hojarasca que alumbra
silenciosos pasos de alambre
Siempre atento, siempre alerta.
¡Ay! el cielo se incendia
Que no te lleve la vida
el hombre mortífero, hombre parricida
Vive, no mueras, íntegra esencia.
Por mí, por ti, por todos.
Luisa Claver
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